☘️EL JARDÍN SECRETO DE LILA Y ELIAN

“El Jardín Secreto de Lila y Elian”

En un rincón olvidado del mundo, rodeado de montañas cubiertas de niebla y caminos que solo se revelaban a los soñadores, vivía Lila, una joven con alma de artista y corazón de fuego. Dibujaba flores que aún no existían y escribía cartas que jamás enviaba… hasta que un día encontró una, escrita por una mano desconocida, escondida entre las páginas de un viejo libro en la biblioteca del pueblo.

La carta hablaba de un jardín que no tenía dueño, donde las flores crecían al ritmo de los suspiros y los árboles susurraban secretos al viento. Estaba firmada por alguien llamado Elian. Lila sintió que su corazón latía distinto desde entonces.

Impulsada por un presentimiento dulce y extraño, Lila buscó ese jardín durante semanas. Una mañana, guiada por un colibrí dorado, llegó a una verja cubierta de hiedra. Al tocarla, el aire se llenó de perfume a jazmín, y la puerta se abrió sola.

Del otro lado encontró un mundo de maravillas: flores que flotaban, luciérnagas que tejían luces en el aire, y un estanque donde las estrellas caían cada noche. Y allí, bajo un árbol de hojas cristalinas, estaba él: Elian.

Sus ojos eran como amaneceres y su voz sonaba a promesas que nunca se rompen. Había creado ese jardín con su imaginación, esperando que alguien como Lila lo encontrara. Se conocieron como si se recordaran de otras vidas. Día tras día, palabra tras palabra, sus almas se fueron entrelazando como las raíces de las flores que los rodeaban.

Lila y Elian aprendieron que el amor verdadero no necesita promesas eternas, solo momentos sinceros. Cada pétalo que caía era un poema, cada mirada, un viaje. El jardín florecía al ritmo de su amor.

Y entonces ocurrió lo más hermoso de todo: decidieron quedarse. Construyeron una pequeña casita dentro del jardín, hecha de madera, ventanas de colores y paredes cubiertas de enredaderas en flor. Vivían con sencillez, en un mundo creado por el amor y sostenido por la magia de la conexión pura.

Los días pasaban entre risas, canciones, cartas abiertas al viento y nuevos visitantes que encontraban el jardín guiados por sus propias esperanzas. Porque el jardín, al crecer, abría sus puertas a otros corazones valientes.

Ahora, Lila escribe desde ese lugar encantado en un blog que llama El Jardín de los que Aman, donde sus lectores sienten que, entre líneas, florece un pedacito de esperanza. Porque en algún rincón del mundo —quizás también en el corazón de quien lee—, el amor aún crea jardines invisibles… pero ahora también habitables, eternos, y llenos de luz.


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